Y cualquier cosa podría desatar semejante cuestión, desde una pequeña palabra hasta la mayor de las catástrofes. A veces era mejor guardar silencio, ver las cosas pasar para que no pierdas lo que le da sentido a tus días, aunque fuese una actitud egoísta. Pero guardar silencio también es una actitud de valientes, los que toman el peso sobre sus hombros y deciden acarrear las consecuencias por sí mismos…
…a menos que existiese alguien esperando por acabar ese silencio."
Sakura Kinomoto, HnG capítulo 3, "Búsquedas".
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"Casualidades"
"Era un campo abierto, teñido de un intenso púrpura y ligeros tonos de rosa; el sol anaranjado poniéndose en el horizonte, emitiendo rayos de luz tan fuertes que lograban cegar la mirada. El cielo estaba cubierto por espesas nubes oscuras que apenas se camuflaban con el paisaje.
Estaba yo en medio, paralizada, sin poder emitir sonido alguno aunque mi corazón clamaba por escuchar el sonido de mi propia voz, anudada en mi garganta, impaciente por clamar por ayuda y permitir que el llanto quebrara silencioso para dejar escapar el temor y la incertidumbre.
Soledad. Eso era todo lo que podía percibir. Soledad y una enorme necesidad de echarme a llorar desconsolada por una infinita tristeza que de pronto decidió carcomer mi consciencia. Tantas preguntas comenzaron a formularse en mi cabeza que pronto me sentí mareada conforme las lágrimas brotaron solas de mis ojos.
Unos fríos y hermosos ojos de rojo color, llenos de rencor y peligro, fue lo último que vi antes de regresar a la consciencia."
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